14.6.08

El Fantasma del Penal (Investigación II)

El Fantasma del Penal

Pero ¿cuál es la verdadera historia de estas personas que ingresaron a la residencia armadas hasta los dientes y que no salieron de ahí sino muertas? Que la mayoría era menor de edad, ha sido confirmado por familiares, dirigentes emerretistas, ex rehenes e incluso por amigos muy cercanos de los fallecidos. Que la mayoría era proveniente de la selva central, también es dato conocido. Mientras se va intentado reconstruir la identidad de estas personas, los nombres y apellidos continúan entremezclándose.

El año 1997 el programa periodístico “Contrapunto” emitió un reportaje exclusivo preparado por el periodista Carlos Paredes, en el que aparecía una anciana que se hacía llamar Gabina Dalar. Ella afirmaba que su hijo Gilbert Doroteo Ticona había sido muerto en la residencia aquel 22 de abril. Todo apuntaba a que se trataba de uno de los nombres faltantes en la lista de la CVR. Sin embargo, Gilbert Doroteo Ticona quien en verdad es Gilbet César Lama Barrera, come, duerme y pasa sus días deambulando en el pabellón 5A del penal Castro Castro desde hace diez años. Algunos le dicen fantasma y él sonríe ante lo que llama “equivocación de la prensa que lo dio por muerto”.

Gilbert tiene 29 años y la confusión de su nombre provino del apellido de su madre, Barrera Ticona. Hoy, la noticia de su muerte permanece publicada en Internet en el diario español El País Digital, el cual reprodujo la información de “Contrapunto”. A él no le molesta que algunos crean que está muerto y confiesa que la casualidad de una enfermedad le salvó la vida, convirtiéndolo en “inapto” para participar de la toma aquel diciembre del 96. Luego de diez años del incidente, si todo sale como él espera, en noviembre de este mismo año estará nuevamente libre.

El pabellón 5A de Castro Castro alberga también a otros dos emerretistas amigos de Gilbert, quienes junto con él afirman haber conocido a los captores de esta historia. Rider Arévalo y Edgar Peter se animan a contar algunas anécdotas sobre ellos. “Hay uno que entró a la embajada que era mi amigo, buena persona era, pero siempre andaba con la misma ropa, ‘cochinín’ le decían”. A pesar de la franqueza de sus declaraciones, la consulta sobre el tema de identidades recibe una respuesta inminente: “nunca conocimos sus verdaderos nombres, fueron nuestros amigos y siempre los conocimos por seudónimos”.

La confrontación con los datos recogidos de fuentes documentales anima a Rider a confirmar algunos de los nombres que aparecen en la lista de la CVR: Adolfo Trigoso, Bosco Honorato Salas y Artemio Shingari. Por otro lado, Edgar, su compañero de celda, señala un par de nombres más que se le hacen familiares: Iván Meza Espíritu y Alejandro Huamaní Contreras, también listados por la CVR. Del resto, nadie recuerda nombres pero sí edades y lugares de procedencia, que no coinciden con los datos encontrados en las investigaciones hasta el momento.

Gilbert por su parte revela que uno de los captores no identificados respondía al seudónimo de “Alex”, lo que coincide con el testimonio de miembros de APRODEVIL. “Alex” habría vivido en San Juan Perené y habría muerto siendo menor de edad. El recluso afirma además que conoció al segundo de los no identificados, su seudónimo sería “Juan Carlos”, habría vivido en Nueva Esperanza en el Alto Yurinaqui y habría muerto a los 18 años.


“Los nombres no se van a saber”

Para este grupo de emerretistas el intento por reconstruir la lista de los catorce captores y conocer sus verdaderos nombres es inútil. “Ni nosotros mismos estamos seguros de todas las identidades. Para nosotros bastaba el seudónimo, los nombres no se van a saber”. En medio de la conversación Gilbert elabora en un papel su propia lista de los catorce, tal y como los conoció: “Elena, Melisa, David, Lagarto, Chen, Lucas, Tom, Tarac, Yacer, Aderli, Hugo, Deyvis o Bebé, Cerpa y Peceros”.

Algunas versiones de amigos y familiares van coincidiendo, pero la mayoría de los nombres mencionados por los internos de Castro Castro y listados por la CVR no están inscritos en el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (RENIEC), lo cual los hace menos comprobables. Esto se debe principalmente a que, a excepción de los cabecillas, la mayoría no pasaba de los 18 ó 19 años y procedía de la selva central. Según los testimonios, el menor de los captores se hacía llamar “Deivis” o “Bebé” y tenía sólo 15 años cuando ingresó a la residencia.

El testimonio ofrecido por Rosa Cárdenas, miembro de APRODEVIL y esposa del cuñado del líder emerretista fallecido en la retoma Néstor Cérpa Cartolini, parecía revelar datos más concretos. Ella aseguró que uno de los dos captores listados como NN por la CVR, nació en Chimbote y tuvo como vecina a Victoria Salgado Ávila, una ex reclusa que actualmente vive en aquella ciudad. No obstante, ante tal cuestionamiento, Salgado se mostró reticente y negó haber sido vecina de alguno de los captores, pero recordó haber conocido a uno de ellos de senónimo “Camilo”.

Parece no haber verdades irrefutables ni versiones oficiales en esta historia. La confusión se nutre hoy de un nuevo elemento que dificulta el descubrimiento de las identidades de los captores, y este es el deseo de sus propios familiares de recordarlos como desaparecidos antes que verlos como los emerretistas causantes de una toma de rehenes de tal envergadura. Rosa Cárdenas, comenta que “a pesar de las minuciosas investigaciones realizadas por funcionarios de la Cruz Roja Internacional, son los familiares quienes piden que no se hable más del tema”.

Cárdenas revela además que durante los años siguientes a la retoma la Cruz Roja Internacional decidió instalar campamentos en la selva central, cerca de las comunidades supuestamente habitadas por los familiares directos de los captores. Este acercamiento habría permitido a la Cruz Roja convivir con los pobladores e ir rastreando información hasta obtener datos sobre las identidades. “Su investigación duró años”-comenta- “y una vez nos dijeron que habían encontrado datos, pero que los familiares mismos querían ocultarlos y que jamás se iban a saber”.

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